lunes, 23 de enero de 2012

Ranieri le toma la mano al Inter

Alcanzó la cima futbolística y perdió la dirección. El Inter de Milan vuelve a tener un rumbo definido, fiel a su estilo, con el potencial humano de siempre y con el rigor táctico que lo caracteriza.


Recordado por su pragmático Valencia de los 90, el buen Claudio Ranieri sufrió una metamorfosis en Londres cuando dirigió al Chelsea, despabilándose y mostrando esa faceta estética que se mantenía al margen de la sociedad.

El neroazurro hoy se expone con su sobrio arquero Julio Cesar y su infranqueable defensa en línea, con el brasileño Lucio y el argentino Walter Samuel como fieles escuderos del golero sudamericano. El 4 – 4 – 2 interista suele refugiarse en su campo a la espera del rival y sorprender con veloces embestidas comandadas por sus aeroplanos de las franjas, representados por Maicon, Zanetti y el japonés Yuto Nagatomo. El asiático, diestro natural que aprovecha su estancia sobre la izquierda para pasarse todo el partido subiendo y bajando, y cuando sale hacia adentro poner en práctica su remate desde fuera del área.




Sacrificada labor de Thiago Motta y Esteban Cambiasso en la medular. El nacionalizado italiano perfecto en las coberturas y en la presión al milímetro, mientras que el argentino se parte el alma en la destrucción y en duplicar su trabajo para suplir la pereza de su compatriota Ricardo Álvarez sobre la izquierda. Un hacendoso Diego Milito, recogiéndose un poco para recibir el esférico y poder conectarse con el único delantero en punta, el infalible Gianpaolo Pazzini.

Volviendo a las fuentes que lo llevaron a recuperar el cetro europeo, las casualidades vuelven a aliarse con el fútbol y colocar al rígido Ranieri como ideal sucesor de Mourinho, que a su vez lo relevo cuando el Chelsea empezaba a romper el mercado a golpe de millones, y se colaba entre los grandes del viejo continente.

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