De sueños vive
el hombre y
por ellos suele
morir también. El título
de estas líneas
lo puso Gerardo
Martino en el
2012. No había posibilidades de
dirigir a su
selección y quizá por
eso mantenía su
distancia con un
anhelo interno. El tiempo
ha pasado y tras la
muerte de Julio
Grondona, y el
alejamiento de Alejandro
Sabella, llega la
hora del “Tata”, el
cual espera resarcirse
de su etapa
barcelonista.
Hay que ser
sinceros y dejarnos
de apasionamientos. Argentina llegó
a la final
mundialista en base
a un orden
colectivo donde su línea
defensiva tuvo
puntos altos como
Ezequiel Garay, y el mediocampo
trabó todo intento
rival con un
Javier Mascherano como
protagonista. Martino le va
a dar su
estilo a un
equipo que no
tiene un rumbo
definido, como dije, no hay que cegarnos
ante un conjunto
que ha probado
una gran cantidad
de entrenadores en
el último tiempo.
Para comenzar pienso
que el ex
jugador del Tenerife
debe sacarse de la cabeza
esa idea que
Argentina es Messi
y diez más. Aceptando que
el jugador barcelonista
no es el
mejor del mundo el “Tata”
puede construir un
equipo en base
al colectivo y
no para rodear
a un solo
hombre. Entonces, puede
definir el esqueleto
partiendo de una
zaga expeditiva y
una primera línea despiadada.
El problema está
en encontrar el
director de orquesta. Un Xabi
Alonso que pueda
limpiar la jugada, desahogar cuando
deba hacerlo y marcar los
tiempos de una
selección donde Fernando
Gago ha visto
como su carrera
ha estado venida
a menos los
últimos años.
¿Dónde están los
laterales?
Es una pregunta
que no tiene
respuesta. Por las bandas hemos
visto pasar jugadores
como Emiliano Papa, Pablo
Zabaleta y Marcos
Rojo. Lo cierto es
que aquí puede
estar la clave
del por qué Argentina
jugó como lo
hizo en tierras
brasileñas. Cómo se puede
ir por fuera
si no existe
proyección de los
marcadores. De esta forma
no se crean
los espacios ni
la superioridad numérica. Si a esto se
suma la baja
estatura de la
delantera estamos ante
bastantes problemas cuando
hay que defender
las pelotas paradas.
Bueno, Martino
sabe que no
cuenta con todos
los puestos cubiertos
y que hoy
más que nunca
se duda que
el combinado albiceleste
tenga tantos jugadores
seleccionables en el
exterior. Por el contrario, existen unos
cuantos cuyas características no
permiten copar todas
las carencias del
subcampeón mundial.
Cambiar es difícil
y tal parece
que Argentina continua
con la improvisación. La Copa
América es el
reto más inmediato
y quizá ante
un resultado adverso
podríamos estar hablando
de un cambio
de timón a
falta de menos
de 4 años
para Rusia 2018. Basarse en las individualidades puede
resolver inconvenientes, sin embargo, a
esta altura, con 28
de espera, clasificarse ya
no es suficiente
para quienes siempre
se han creído
los mejores del
planeta.
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