Las cosas
se veían mal
para el Sevilla. Los
minutos eran escasos
y el rival relamía
la posibilidad de
imponerse después de
una lucha titánica. Ayer fue
el Valencia y
una final europea
como premio. Hoy es
un punto que
permite seguir arriba
y pensar todavía
en el bicampeonato. Stephane MBia
no será un
goleador, pero cuando se
despacha con alguna
diana es para
gritarlo a todo
pulmón.
Hombre que
lucha todo el
partido. Hombre sevillista sin
duda, porque rechazó una
jugosa oferta del
Galatasaray y decidió
volver al conjunto
con el que
había conquistado la
última Europa League. El
centrocampista camerunés es
de aquellos gladiadores
que bregan para no lucirse. Que
no tienen magia
en las botas, pero
cuyo despliegue impresiona
y es vital
para sostener a
un equipo.
Sabemos que
el fútbol africano
es de individualidades y
no de colectivos, es por
eso que la
performance de Stephane
a nivel de
selección es muy
limitada, tanto que ni
siquiera su titularidad
está garantizada. Más todavía
cuando Alexandre Song
ha empezado a tener actividad
en el West
Ham y Joel
Matip sigue su
buen andar en
el Schalke 04. Stade
Reims, Marsella y el
Queens Park Rangers. De central
o en el
medio. Siempre cumpliendo y
de vez en
cuando con alguna
entrada que le
supone una sanción. Acaba contrato
el 2015 y
seguramente coqueteará otra
vez buscando una
jugosa recompensa.
No importa, aquel
que sufre con
los leones goza
con sus clubes. Asediado y
codiciado, el monumental Stephane
Mbia volverá cuando
la circunstancia se
presente y nuevamente, porque de eso estoy
seguro, se destapará con un gol
que se grite
por varias semanas.
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