Cambiar es de inteligentes, pero como puedes explicarle a un pueblo que se selección ya no es más garra sino que ahora impera el toque. Esta metamorfosis le está sucediendo a Uruguay que en la reciente China Cup puso sobre el césped un mediocampo técnico que dista mucho de aquel de transito rápido y de corte recio. Este nuevo estilo puede traer confusiones, aunque también genera ilusión por la evolución de un fútbol tan querido como el uruguayo.
Parece que atrás quedaron los tiempos de Egidio Arevalo Ríos y del 'ruso' Pérez, ahora la medular celeste escribe pinceladas, con un trato al balón diferente. En conclusión, la pelota ya no quema ahora se la acaricia y los artifices de esto son Rodrigo Betancurt (Juventus), Giorgian de Arrascaeta (Cruxeiro), y Nahitan Nandez (Boca Juniors), todos chicos que no superan los 23 años y que le dan otro matiz al medio charrua. A ellos hay que sumarle a Matías Vecino (Inter de Milan) y a Lucas Torreira (Sampdoria) dos joyas que despuntan notablemente en Italia. De la 'vieja guardia' solo Cristian Rodríguez (Peñarol) y Gastón Ramírez (Sampdoria) son los sobrevivientes de aquel centro del campo que tantos éxitos le dio al 'maestro' Tabárez.
Logicamente que no todo es juventud, esta nueva generación se ve respaldada por los experimentados Diego Godín (Atlético de Madrid), Fernando Muslera (Galatasaray), Martín Cáceres (Lazio) y por los goleadores Edinson Cavani (Paris Saint Germain) y Luis Suárez (Barcelona).
Uruguay es una selección potente, con jugadores experimentados y de gran nivel. El cambio de estilo es algo que podrá verse en lo sucesivo, pero lo cierto es que esta nueva generación trae consigo mucha calidad en sus botas. La garra nunca morirá pero que simpático suena pensar en mezclar esta con unas gotas de técnica. Este puede ser una nueva versión uruguaya que depare triunfos memorables.
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