Que te
echen es sinónimo de
fracaso. Es percibir que
no se hizo
un buen trabajo
y que se optó por la salida
más común, el despido
inminente. Es esperar al
final de cuentas
que el revulsivo
deje sus dividendos
y las ilusiones
siembren la esperanza.
Villas Boas
yacía en la
fila de los desempleados.
Que vaivenes tiene
la vida, de ser
uno de los
técnicos más cotizados
a estar en
las manos del
olvido futbolístico. Pero la
ingratitud también conoce
de tiempos y de revanchas, y
hoy, después de algunos
meses, el entrenador
portugués vuelve a Londres
para resarcir su
buen nombre y
tratar de colocar
al Tottenham entre
los animadores de
la Premier League.
El ex
técnico del Chelsea
toma la batuta
de un conjunto
que los últimos
4 años jugó
a la imagen
y semejanza de
un Harry Redknapp, cuyas desavenencias
con el presidente
de los Spurs, el
señor Daniel Levy, terminaron por
decidir su partida
de la entidad
londinense.
Asegurada la
continuidad de Garreth
Bale y todavía
en el limbo
la situación de Luca Modric, el
Tottenham apuesta por un técnico
con mucho futuro
y cuyo traspiés en
Stamford Bridge ha
sido digerido de
la mejor manera, a
tal punto que
se lo eligió
por encima de otros candidatos
de altísimo nivel, tal
es el caso
de Fabio Capello, Laurent Blanc
y Jurgen Klinsmann.
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