La respuesta se cae de madura pero nos esquiva con su indiferencia. La eliminación en el Sudamericano Sub-20 solo refrenda el bache que atraviesa el gigante sureño, y debilita las ilusiones triunfalistas del anfitrión de la próxima Copa del Mundo.
Ya habíamos tocado
el tema de
la escases de
artilleros. A las pruebas
me acojo.
Eduardo Vargas, Diego
Forlán, Hernán Barcos, Paolo Guerrero, el
regreso de Luis
Fabiano y Alexandre
Pato. Todo es sinónimo
de
que no ha salido
una camada de
atacantes que nutra
a los principales
clubes brasileros. El estancamiento
de Leandro Damiao
(Internacional P.A), la
irregularidad de Jonás
(Valencia) y la
sobrevaloración de Neymar. Es decir, Felipao
debe estar preocupado
al no poder contar
con un Ronaldo, Romario, o Careca, volviendo tristemente
a la etapa
de Chulapa Serginho. Disculpándome si
el ex Sao
Paulo se siente
ofendido.
Sorprende como Handanovic se
deshizo de Julio
Cesar y este tuvo
que ir a
parar al Queen’s
Park Rangers. Helton en
el Porto es
el más activo, y
me causa revuelo
que Dida siga atajando en
la primera división
local. Marcelo (Real Madrid)
y Dani Alves (Barcelona) sacan
la cara por
los laterales, porque Adriano
no juega demasiado
en el Barca
y en el caso
de Maicon todo depende
de su rehabilitación en
el Manchester City.
¿Por qué fichar a
un veterano como Clarence
Seedorf?
Los clubes brasileños
dominan la Copa
Libertadores, pero acaso no
es verdad que
los demás equipos
del continente no
tienen el poder
adquisitivo de los auriverdes.
Es increíble que
el Santos desembolse
por Montillo 7.8
millones de dólares, y
que Lucas Moura
se haya marchado
por 40 kilos, no
digo que no los
valga
pero la cifra
me parece exagerada. Y que
pensar cuando escuchas
que el Palmeiras
hace una oferta
por el retirado
Juan Román Riquelme.
A un año
de la Copa
del Mundo el
rostro del pentacampeón
mundial palidece. Esto no
se trata de
dinero, ni de Libertadores, esto es
cosa de un proceso, de una filosofía,
y tal
parece que los
verdeamarelos piensan más
en la frivolidad
que en la
seriedad. A todos nos
suele suceder.
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