Con el odio
entre ceja y ceja
y con la
revancha que te
ofrece una enésima caída. Ronaldo salió
al Bernabéu con una
tremenda efusividad. La frustración
lo dominaba, la derrota
lo motivaba. Lástima por
el Celta, un 4 – 0 inapelable
del Madrid, aunque esto
no cambia las
cosas para el portugués.
Interesaba ver el
funcionamiento del Real. Una línea
de 4 donde
Essien apareció como
lateral derecho, posición
que abandonó en
la segunda parte
con el ingreso
de Varane. El ghanés
paso a la
contención junto a
Khedira y Sergio
Ramos paso a ser el marcador
de punta.
Me gusto la
movilidad de Modric, siempre con el enganche
hacia adentro perfilándose a
su diestra. Ni que
decir del trabajo
de Ozil. El alemán
no se conforma
con estar pegado
a la derecha. Mención aparte
y repetitiva para
un fenomenal Iker
Casillas.
El Madrid avanza
en la Copa
del Rey. La liga
hay que lucharla
hasta el final, aunque
tal parece que
la ventaja barcelonista
es inalcanzable. Mourinho no es el
mejor para la
FIFA, Ronaldo tampoco. La Champions
es el objetivo
y quién sabe, la
Copa de su
majestad puede ser
el consuelo.
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