Deudas y más
deudas. Ante el dominio
de los grandes
ser siempre el
tercero en discordia
no es un
buen consuelo, y peor
todavía, una suculenta ganancia. El
Sporting de Lisboa
es acechado por una severa
crisis económica que
lo ha obligado
a vender a
su goleador y
estrella el holandés
Ricky Van Wolfswinkel.
Elecciones, deudas, y
un futuro futbolístico
incierto. Su cláusula de
rescisión marcaba los 22 millones
de Euros pero
el Norwich City
abonó solamente 10
grandes, aprovechando la rebaja
debido a la
necesidad de efectivo
que el club
lisboeta requiere para
cumplir con sus obligaciones monetarias. De esta
forma el ex
Utrecht abandona a los
leones con un
registro que hasta
el momento señala
81 partidos jugados
con 39 goles
anotados.
Urgido de dinero, el
Sporting no ha
dudado en dejar
de lado el interés
de
clubes como el
Manchester United y
Dinamo de Kiev, aun
así los rayados
necesitan de 20
a 30 millones
de euros para
cumplir con sus compromisos
financieros hasta el
final de temporada.
Vendido el goleador, solo se
está alargando un
desenlace fatal. El Sporting
requiere de algo
más que una venta. Ingresan apenas
3.5 millones porque
solo se tiene
en mano el
35% del pase. Lamentablemente las soluciones
apresuradas solo
derivan en consuelos
efímeros.
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