El gigante que
hace posible lo
imposible. Físicamente es una
apología al profesor
jirafales. Técnicamente es un
sudamericano que por
esas caprichos de la
vida nació en Polonia, y
por las ironías
del destino se
ha hecho de un nombre
en Alemania.
Longaniza que trata
con delicadeza el
esférico. Carrera dromedaria que
tiene que acomodarse
con una curvatura
que lo hace
ver poco estético. Así
es Robert Lewandowski, el goleador
del apellido extenso, casi
compuesto, que hace de
Chapuisat un buen
recuerdo y de
Jan Koller un
injusto olvido.
Hace unos meses
el Manchester United al
parecer lo tenía
atado. Después la Juventus
también le declaró sus
intenciones. Deshojando
margaritas el ariete
prepara las semifinales
de la Champions
mientras sigue afilando
sus definiciones bajas
con la diestra
y sus colocados
golpes de testa. En
otras palabras, es bueno
antes de ser
del Bayern.
Futuro
incierto pero magníficamente promisorio. El amarillo
del Westfalenstadion o
Iduna Park ha
sido el adecuado
para el máximo
anotador de la
Bundesliga. Es polaco, y por
esas paradojas sus
dotes han conquistado
Europa. Como es la vida,
unos ganaron con
armas el pasado
y otros enamoran
con goles el
presente.
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