Era lo esperado
ya que las
semifinales se conocían
desde antes que
el sorteo se
diera. Pura pantomima el
buscar las bolillas
dentro del ánfora
cuando ya se
sabía que el
Dortmund enfrentaría al
Madrid y el
Barca al Bayern. Entonces, por qué
la UEFA nos
quiere ver la
cara de estúpidos.
Hoy me preguntaban
cuál eran mis
favoritos para clasificar
a la final
de la Champions
League, a lo que
casi a regañadientes
respondí que los
equipos españoles, argumentando con
el ceño fruncido
que todo está
preparado para que
los gigantes o
monopolizadores de la
liga se encuentran
en Wembley el próximo
25 de mayo.
En un programa televisivo muy
sintonizado, un conocido conductor
decía que esperamos
la final soñada
por todo el
mundo. Para qué jugar
las semifinales si
sabemos que esta
vez no se
le escapará a los mandamases
del balompié europeo
su partido final. Ya el
año pasado el
Chelsea y el
Bayern aguaron la fiesta, esta temporada
no será así.
Vuelven los tentáculos
a moverse tras
bambalinas para maquinar
los deseos de
los adinerados. Un clásico
que debería darse
por una cuestión
de sorteo limpio
y no por
una jugarreta que
busca acertar con
el gusto de
algunos. La final soñada, efectivamente, pero no
así. Acaso no tienen
vergüenza. A Don Alfredo Relaño
le diría: “No lo
sueñe así será”.
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