Hay
tipos a quienes
la capacidad suple
a la suerte. Hay
hombres cuya actitud
desafía al tiempo
y siguen en
esa brega por
mantenerse vigentes. Ayer emprendió
la era Abramovich
en el Chelsea, hoy
intenta crear la
estampa del Mónaco
en Europa. Con ustedes, nada
más y nada
menos que Claudio
Ranieri.
Lo
recuerdo cuando hizo
del Valencia un paradigma
del contraataque. Con un
Adrián Ilie y Claudio López
recorriendo grandes tramos
y culminando la
buena labor realizada
por los Amadeo
Carboni, Jocelyn Angloma, y Luis
Milla. Que gran pasado realmente, como para crear
un estigma. Después
vino un tal
Héctor Cuper y llevo a
ese equipo a
dos finales consecutivas
de Copa de
Europa.
Semifinalista
de la Champions
con el Chelsea
en el 2004. Eran
tiempos de la
infatigable chequera de
Abramovich y los
primeros goles de
Drogba a nivel
europeo. El Mónaco de
Morientes fue su
verdugo, efectivamente, ese
último gran equipo
del principado que
tenía al desafortunado
Dado Prso, al “negro”
Ibarra y a
Patrice Evra como
sus abanderados. Eran además
los primeros pasos
de Didier Deschamps
en la dirección
técnica. Más tarde llego
Mourinho y el
italiano tuvo que
marcharse.
El
Mónaco vuelve a
cruzarse en su
camino, un camino que al parecer
está en su ocaso. Sin
embargo, la fortuna le
toca a la
puerta nuevamente, con magnate incluido
y con otro
reto por dominar. Hay
tipos a quienes
la suerte se
les niega, pero hay
hombres que hacen
del pundonor un
arte de vida.
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