Hay que
demorarse para decir
que tal o
cual es un equipo copero. Olimpia es
uno de los
reyes de América, no
pertenece a este
mundo, es de aquellos
que solo la mitología
registra
y que está
preparado para las
grandes hazañas.
Ni River, ni
Flamengo. Tampoco Gremio, ni mucho
menos Nacional. Todos grandes
pero nadie tan eterno como
los guardianes del Defensores del
Chaco. Raúl Vicente Amarilla, Adriano Samaniego
y el gran
Ever Almeida (1990). Después vinieron
los Ricardo Tavarelli, Sergio Orteman
y Hernán Rodrigo
López (2002). Pero igualmente
no podemos dejar
de darle unas
líneas a Jorge
Guasch, al temperamental Gabriel Gonzales, y
al ya mítico
Carlos Enciso.
Los videos
me ayudan a
recordar, pero la memoria
me permite sentir. Luis Cubilla
también fue parte importante y
Nery Pumpido le
devolvió la gloria. Osvaldo Domínguez
Dibb fue el
mentor del primer
trofeo (1979), y un tal Aníbal
“Maño” Ruiz era
parte de un
cuerpo técnico que
supo derrotar al
Boca de Hugo
Gatti y que marcó una
época que parece
interminable.
Cayó ante
al Nacional de
Maturana (1989) y ante el
Milan de Sacchi (1990). Se demoró
en volver pero
nunca abandono lo
que se ganó
en el campo. Mantiene un
idilio con la
Copa y eso
lo convierte no en un
equipo copero, sino en
el decano del balompié
sudamericano.
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