Para
analizar
no necesariamente me
baso en el
resultado. Que pésimo entrenador
hubiera sido. Y es que la
labor de un empírico
es
solamente escudriñar hasta
donde sus conocimientos
alcanzan. Bueno, el Milan acaba
de empatar con
el Barcelona, dos estilos
distintos y una
copia fiel de lo que
sucede normalmente.
El Barca
atrapado en su idiosincrasia,
como si
todo lo demás
estuviese errado, y un
rossonero esperando atrás, con
la consigna de
despegar rápidamente aprovechando
la zancada de Kaká
y la intermitente
habilidad de Robinho.
Abate,
Zapata, Mexes y Constant
como último bastión. De Jong
y Montolivo en
la destrucción. El holandés
con sus temerarias
entradas, mientras el ex
jugador de la
Fiorentina recuperando y
distribuyendo. A esto hay
que añadirle lo
que para la
UEFA es un 4 –
3 – 3 y
que para los
ojos es un 4 –
5 – 1. De sistemas no
discuto porque como
dije anteriormente soy un patético
entrenador.
Después
pudo
verse a un
Montolivo intentando aparecer
por la derecha, era
lógico ante la
ausencia ofensiva de los laterales. Kaká tapaba
a Dani Alves
y Walter Birsa
trataba de ser
el conductor, sin embargo, muy
poco se puede
hacer cuando el
balón nunca llega
a tus pies.
Empate
que
no disgusta, pero que
teje una maraña
de interrogantes. Será posible
que el Barca
no se dé
cuenta que necesita
otras variantes para
hacer daño. Y acaso
el Milan no
ha percibido que su defensa
es tan endeble
que lo tiene
a mitad de tabla en
el Calcio. Reparto de
puntos para dos
grandes que no
muestran nada nuevo. Uno con su ya
obsoleto papel de
dominador y el otro sin
la presencia de
un mecenas que
puede reverdecer los
triunfos de antaño.
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