La moda es
fichar
con inteligencia y no con
vanidad. El Milan ha
dejado de ser
ese equipo que
almacenaba los mejores
jugadores del mundo. Ya
no hay más
trilogía holandesa ni
golpes de billetera
a lo Berlusconi. Hoy hay
que firmar bueno
y barato. Keisuke Honda
ya es rossonero, pero será
suficiente la adquisición
del japonés para
abandonar la mitad
de la tabla.
Operación maquillaje
la llaman, y es que
el
Milan trata de
limpiarse el rostro
para dejar atrás
la mediocre campaña
en el Calcio
y el titubeante
paso por la
Champions. El club
lombardo ha intentado
recomponerse de alguna
u otra manera. Se ha
repatriado a Kaká
y se ha
comprado a Balotelli. Maximiliano Allegri
continua en el
cargo y ahora
se ha reforzado
el conjunto con
Matri, Ricardo Saponara,
Adil Rami y Nigel de
Jong.
El último
en llegar ha
sido Keisuke Honda, un centrocampista japonés cuyo mejor
momento ha quedado
atrás y que
su presente demanda
un total anonimato
al estar prácticamente olvidado
en el poderoso
CSKA Moscú. No es el
refuerzo que causaría
revuelo, pero es un
internacional con una
calidad comprobada y que ya
tiene experiencia en
el viejo continente.
Honda se
une a la
marcha por el
reflote de un
conjunto que viene
de caer en el clásico
y que ve
muy lejos la
posibilidad de un
puesto europeo. Los buenos
tiempos han quedado
en el pasado
y hoy se
tiene que luchar
por la estabilidad. Ya no
hay abundancia e
infortunadamente para el
Milan la actualidad
lo coloca por
debajo de la
corriente de sueldos
impagables y de
contrataciones astronómicas.
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