jueves, 29 de octubre de 2015

Adiós Don Jose



Se dice tanto y nada se comprueba. Que está a las puertas de su despido, puede ser, que sus números son nefastos, así es. Pero qué es lo que realmente le impide al Chelsea despedir a Jose Mourinho.

Agradecimiento por los triunfos, puede ser. No cortar un proceso, también es debatible. Pero lo que realmente cobra mayor peso en estos tiempos es que el cese del técnico portugués le costaría al conjunto londinense la friolera suma de más de 40 millones de Euros, esto en compensación por la unilateral rescisión del contrato. A todo esto, cree Mourinho que la recuperación del equipo “blue” es factible. Pienso que todo es posible cuando tienes una plantilla amplia y con jugadores con calidad reconocida. Porque es imposible creer que por ejemplo Cesc o Matic hayan perdido la brújula para distribuir el balón. O que Courtais se olvidó en pocas semanas de atajar. Es cierto que ahora salen comentarios como los de Pedro, que según su punto de vista, se arrepiente de haber fichado por el actual campeón inglés, aduciendo que su papel coprotagonista en el Barcelona no ha cambiado en nada desde su llegada al Chelsea. Sin embargo, debemos decir que estas afirmaciones son rumores que solo aparecen cuando la actualidad de un equipo no son las que se esperaban.


A todo esto también se menciona que el vestuario está descontento con la presencia de Don Jose, y por si fuera poco el ex Chelsea Samuel Eto’o hace leña del árbol caído declarando que Mourinho se equivocó con su persona.

“Jose Mourinho se ha equivocado. Ni soy viejo ni aún me encuentro acabado. Porque un idiota diga eso no quiere decir que sea verdad”

Inoportunas declaraciones del atacante camerunés que aprovecha este mal momento del estratega luso para golpearlo sin contemplaciones.


Por lo que fuera o por lo que es, Don Jose sigue en el Chelsea a la espera que en pocas horas un triunfo sobre el Liverpool le quite el respirador artificial, y le den otras horas de vida. Mourinho está en la cuerda floja y pienso que ni esa exorbitante indemnización lo salvará de la guillotina que se mece por encima de él. Faltan unas horas para dilatar un presente o para que el portugués, al fin, forme parte de un pasado. 

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