Allí
están, totalmente abarrotados de figuras, pero sin la posibilidad de imponerse
en el continente africano. Este tema es atrayente y no se puede más que pensar
del porqué Senegal no logra dominar está zona del planeta.
Aliou
Cissé es el elegido para comandar a una selección que él mismo supo capitanear
en el recordado Mundial del 2002. No es una tarea fácil puesto que la
decepcionante actuación de los senegaleses en la última Copa de África, que
significó la destitución de Alain Giresse de la dirección técnica, es un
precedente para cualquier eventualidad de cara a las eliminatorias
mundialistas. No se puede admitir un fracaso más para una selección que reúne
una importante constelación de estrellas que han recorrido un tramo muy
interesante en las principales ligas europeas. Así pues, podemos darnos el lujo
de comenzar desordenadamente a enumerar los espacios destinados para ciertos
jugadores. Por ejemplo, la primera línea de volantes tiene tono español, ya que
la presencia de Pape Diop (Espanyol) y de Alfred N’Diaye (Real Betis) es casi
fija, sin querer menospreciar por supuesto a Cheikhou Kouyaté (West Ham), un
jugador con mayor llegada al área rival. Para el lateral derecho todo indica
que Lamine Gassama (Loriente) debe ser el titular, aunque algunos sostienen que
Issa Cissokho (Nantes) tiene que ocupar dicha demarcación. En cambio por el
lado izquierdo nadie duda que Cheikh M’Bengue (Rennes) es el indiscutible. La
zaga está compuesta por Ludovic Sané (Girondins Burdeos) y por el inactivo Papy
Djilobodji (Chelsea), sin embargo las posibilidades del ex jugador del Nantes
están disminuidas por su incierto presente londinense y da cabida a que otros
elementos como Salif Sané (Hannover) o Pape Souaré (Lille) comiencen a creerse
que la titularidad está al alcance de las manos. Ya que estamos desordenados
debo decir que el arco le pertenece a Abdoulaye Diallo (Rennes), pero tampoco
hay que descartar a Papa Camara (Sochaux) uno de los olímpicos del 2012.
Algunos
románticos aún piensan que la ofensiva debe seguir a cargo de Demba Ba
(Shanghai Shenhua), experimentado jugador que ha decidido probar suerte en la
atrayente liga china. Aún con 30 años a cuestas muchos creen que su sola
presencia le daría un plus extra a una selección que no tiene nada que
envidiarles a otras que dominan el continente. Si lo viéramos desde ese punto
de vista también podríamos recurrir a Moussa Sow (Al Ahli) descollante goleador
que triunfo por todo lo alto en Francia y en Turquía. 29 años encima figura en
los registros de este goleador.
Todo
está bien pero yo personalmente creo que es hora de darle paso a la magnífica
generación de atacantes que ha cosechado el balompié senegalés. Moussa Konate
del Sion de Suiza. Viene haciendo lo suyo en una liga de segundo plano en el
ámbito internacional. Sadio Mané del Southampton inglés. Uno de los llamados a
ser la esperanza de gol para los dirigidos por Cisse. La Premier ya sabe de sus
condiciones. Y si hablamos de dotes quien mejor que Diafra Sakho del West Ham
para decirnos que el oro negro es el más requerido en estos momentos. Cierra la
lista o mejor dicho la completa, el vertical Mame Diouf (Stoke City). Ilustre
apellido que reúne calidad y desenfreno. No es el caso del ex jugador del
Manchester United cuyo profesionalismo ha quedado corroborado.
Hay
otros como Idrissa Gueye (Aston Villa), Pappis Demba Cisse (Newcastle) o Henri
Saivet (Girondins Burdeos) que se me han quedado en el tintero. No es que el
olvido ha hecho lo suyo, sino que era extenderme demasiado y no deseaba caer en
redundancia. Hay material y existe calidad. Senegal tiene todo para forjar un
futuro triunfal y de ellos depende que el mañana sea igual o mejor que la de
sus antecesores del mundial asiático. Rusia los espera, ojala y ellos no la
dejen aguardando en la banqueta.
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