Fue un empate muy
pero muy divertido. El Barcelona y el Atlético de Madrid nos obsequiaron el día
de ayer un choque de estilos y de realidades. Un juego donde uno trata y el
otro aguarda.
Estos partidos son una
especie de Foreman contra Ali. Un Atlético que figura agazapado, como esperando
para dar el golpe. Mientras que el Barca rota el esférico buscando un espacio
por donde hilvanar la jugada. Sin embargo este resquicio nunca se dio puesto
que el gol fue un centro de Iniesta que conectó de cabeza el croata Rakitic que
se anticipó muy bien a Filipe Luis y dejó Oblak sin opciones de hacer algo. El cuadro
local en lo suyo con Jordi Alba sube por la izquierda cuando puede ya que
Neymar e Iniesta dominan esta parcela del campo. Por la derecha es distinto porque
Sergi Roberto sube constantemente combinando con un impecable Rakitic. El ex
jugador del Sevilla demuestra con su toque que es uno de los mejores
mediocampistas del mundo. Messi flota de la izquierda hacía el centro y Suárez
trabaja buscando las espaldas de los centrales rivales.
Hay algo que adolece
el Barca desde que impuso este estilo y es que no rematan desde fuera del área.
Tampoco intentan centros aéreos a pesar que el gol vino de un centro de Iniesta
tras un córner cobrado en corto. El cuadro dirigido por Simeone trabaja con un
4 – 4 – 2 con un Griezmann y Carrasco turnándose el puesto de interior
izquierdo. La contra de los madrileños es rápida con Gameiro, Griezmann, y
Carrasco, sin embargo, no tuvieron una oportunidad clara de gol. El empate
colchonero fue un saque de falta que Fernando Torres toca en primera para Ángel
Correa que deja sembrado a Mascherano y define ante un Ter Stegen que pudo
haber hecho algo más para evitar la conquista. El propio Simeone define el
partido de forma muy textual dejando en claro que el partido fue de momentos y
que ellos no tuvieron el protagonismo y creo que para su estilo no lo
necesitan.
“En la primera el
Barcelona tuvo una posesión altísima, enorme, pero sin muchas ocasiones. Nosotros
no tuvimos contraataque. En la segunda parte respondimos muy bien, con gran
intensidad, con recuperación de la pelota. El empate fue justo y luego como sucede
siempre aquí, ellos tuvieron mucha posesión y nosotros buscábamos las contras”.
No hay manera más
exacta de definir un partido muy táctico, riquísimo en estrategia y con dos
técnicos que son el presente y futuro del balompié europeo. El Barca no solo
dejó escapar el liderazgo de la liga sino que también alargó esa sensación de que
su fútbol es inútil ante un equipo que funcione bien defensivamente. Por otro
lado, debemos decir también que lo mejor de todo es que el Real Madrid no pudo
aprovechar el traspié catalán y puso la liga más equiparada que nunca.
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