Hay una cosa muy
clara respecto al fallecimiento de Diego Armando Maradona, el fútbol tiene
demasiada injerencia en el mundo entero. No es casualidad que todos lamentan la
partida del astro argentino y que vean en su vida un reflejo de la propia.
Nacido en cuna pobre y llegando a lo más alto teniendo como herramienta a su
maravillosa pierna izquierda. No pertenece a la mitología por más que un
periodista así lo diga. Tampoco tenía toda la razón en todo lo que decía. Fue
un gran jugador y de eso no hay duda, pero era un ser humano y en ese plano la
muerte lo ha tratado como a todos lo hace.
Solo tenía 8 años
cuando Maradona tocaba el cielo en la Copa Mundial de 1986. Después supe de su
hazaña y de su mal llamada ‘Mano de Dios’ porque no puede compararse un pasaje
de un juego con una frase tan divina. No era Dios, por más que algunos quieran
verlo así. Era un ser humano y de allí sus errores en su vida personal. En 1990
lo vi mucho más claro y ya sabía de la derrota ante Camerún y el pase milimétrico
hacía Caniggia para que el ex jugador del Atalanta batiera a Claudio Taffarel.
Fue un grande en
el fútbol, que quede claro, pero también tuvo excelentes acompañantes. Recién muchos
pueden reconocer su histórico paso por el Napoli dándole la contra al poderoso
Milan de Gullit, Rijkaard y Van Basten. Ciro Ferrara, Alemao, Gareca, Fernando
de Napoli, entre otros hicieron que el humilde club del sur de Italia ganara la
Serie A y le diera su única Copa Internacional, la UEFA de 1989.
No pudo manejar
la fama y el dinero y eso es evidente. Las drogas mellaron su vida y sus
frases, algunas veces detractoras, causaron mucho revuelo. Eliminó a los
italianos en su Mundial e insulto a este país cuando pifiaron el himno
argentino. Fracasó en Barcelona y en España 82 y marcó una época cuando en 1994
diciendo que le cortaron las piernas. Se equivocó, porque ni la FIFA o algún
rival le obligó a que se dopara. Aun con todo esto fue uno de los más grandes y
todo un ídolo para su pueblo.
Maradona ha muerto
y esa es la noticia. Ya no más goles o frases. No más juzgamientos a los
caminos que tomó o a su efímera carrera como técnico. Prefiero quedarme con la
imagen del gran jugador que deslumbró en México 86 y que triunfó con el Napoli.
Prefiero recordar sus goles y su espíritu de lucha y dejar de lado todo lo
demás. Prefiero recordarlo como ser humano porque hoy la muerte le demuestra a
todos que no era un Dios y que tarde y temprano se iba a ir de este mundo.
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