Desafiante como
él solo y
confiado como nadie. Brian
Clough es un completo desconocido
hoy en día, sin
embargo, si admiran a
Mourinho debo decirles
que su antecesor
fue este inglés
de aspecto particular
que solía decir
que si Dios
hubiera querido que
se juegue fútbol
en las nubes, habría puesto
pasto ahí.
El Nottingham
Forest estaba en la segunda
división, primera para los
ingleses, cuando Brian Clough
aterrizó en su
vestuario para revolucionar
el equipo llevándolo
a la máxima
categoría. Después se alzó
con el título
de liga, desbancando al
famoso Liverpool, para completar
la hazaña y el
trabajo anexando el
bicampeonato de la
Copa de Europa. Eran
tiempos en que
Margaret Thatcher tomaba
el poder en
Inglaterra y Jhon
Travolta hacia caja
con la eterna
Fiebre de Sábado
por la noche.
Clough no
había tenido una
buena experiencia en
el Leeds United, es
más, su periplo en
Elland Road solo
duro 44 días. Vapuleado y
sin trabajo decidió
aceptar la propuesta
de un equipo
humilde como el
Nottingham, sin nombre y
que luchaba por
no descender a
la tercera división. Dos
cosas se dieron
a su llegada. Primero, volvió a
contratar a John
McGovern y John
O’Hare, los cuales también
habían sido desechados
por el Leeds. Y
la segunda fue
pugnar por el
fichaje de Peter
Taylor, su mano derecha, que
recién pudo realizarse
en su tercera
campaña en el
club.
Había que
comprar bueno, pero barato. Demostrando su
buen ojo se
trajo al escoces
Archie Gemmill y
al arquero Peter
Shilton provenientes del
Derby County. Asimismo se
la bancó por
el genial Kenny
Burns, un jugador de
segunda fila que
vio cómo su
carrera alcanzaba el
estrellato. Más tarde se
produjo el millonario
pase de Trevor
Francis, el cual se
saldó con el
gol que le
daba al Forest
su primera Copa de
Europa. Apeados el Malmoe
y el Hamburgo
en las finales
europeas, vino la Supercopa
imponiéndose ahora al
Barcelona español. Sin embargo, desde lo
alto del mundo
futbolístico se avizoraba
el fin de
una etapa gloriosa.
Era 1982
y la dupla
Clough – Taylor se dividía
por segunda vez. Pet
partió al Derby
County, publicó su biografía,
y terminó por
destruir la relación
robándose al desequilibrante John
Robertson, uno de los
jugadores favoritos de
Clough que desde
ese momento jamás
volvió a dirigirle
la palabra a
su famoso ayudante.
Fueron 18
años al frente
del club y
estos últimos teñidos
por el alcoholismo
y la muerte
de Taylor en
1990. Era el año
1993 y el
Nottingham Forest regresaba
a la segunda
división inglesa. Fue el
punto final del
mito. Fue el punto final
de un sueño, y
lamentablemente, había que
empezar de nuevo.
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