Erase una vez , cuando la sociedad balompedica lo condenaba y la suplencia en el Chelsea lo atrapaba, que renacía, surgiendo de la niebla londinense, y cobijándose en los brazos germánicos.
Un calor de invierno asomando, con el dialogo imponiéndose y confundiendo, porque en ese instante no se hizo la luz, nació la incertidumbre.
¿es Pizarro un delantero de primer nivel? Fuera de la balanza su situación con la selección , porque sino, esta no seria un beneficio, seria una guillotina.
Ariete importante en la Bundesliga, que llego a la Premier de la mano de Mourinho. Y no porque se le necesitara, fue consecuencia de la política austera de Abramovich. ¡Que ironía!
Su cesión al Werder Bremen fue oportuna, recupero la confianza y destiño su maltratada imagen publica, aquella menoscabada por lo sucedido en el hotel Golf Los Incas y en el asunto de Carlos Delgado.
Pero llego el Shakthar y la final de la Copa UEFA, para golpear al favoritismo y a los apostadores. De regreso a Londres se encontró con Drogba, Anelka y Shevchenko. Que le esperaba, la reserva.
Desde Alemania llego el salvavidas, un antiguo amor, aquel que nunca se olvida y que es la delicia al recordar.
Contentos todos, el Bremen con su goleador, el Chelsea con su dinero y Pizarro jugando.
Con el onomástico asomando, muchas ilusiones nacen sin querer, y es que la vida como nuestros sueños son inciertos; pero que seria del hombre sin las sorpresas, una total monotonía.
Entradas
0 comentarios :
Publicar un comentario