miércoles, 14 de diciembre de 2011

El circunspecto Miroslav Klose

Un polaco es el rey de Alemania. Invadieron su patria, la desolaron y la esclavizaron.


Miroslav Klose es el autor de los volantines forzados. Lamentablemente para él, su elasticidad le impedía realizarlos con una mayor gracia, permitiendo a su vez, que el nigeriano Obafemi Martins lo hiciera ver como una mala imitación de gimnasta.

Pero asimismo era una genial versión del típico goleador del viejo mundo. Cabello corto, espigado, y con una postura cibernética que desechaba todo asomo de sonrisa alguna. Casi nadie se percata que con 14 goles, es tras el brasileño Ronaldo, el máximo anotador de los mundiales. Lógicamente, si por estética se considerara, el ex jugador del Werder Bremen estaría en la última fila, pero felizmente para él, los goles valen por igual y no aumentan su cotización por su forma.




Aunque sería injusto no aseverar sus grandes progresos en lo que a la técnica individual se refiere, hasta en algún momento se toma las atribuciones de practicar alguna que otra asistencia.
Un solo gol en el pasado ejercicio con la divisa del Bayern Múnich lo colocaron en el grupo de los pre jubilados, sin embargo, el delantero de 33 años se resiste a sentarse en la mecedora futbolística, y en el verano europeo sorprendió firmando un contrato con la Lazio y mudándose a la capital italiana.

Asemejándose más a un gerente ejecutivo, el teutón martillea las porterías azurras, dejando constancia de que aún existe un segundo aire, una segunda juventud, y si de conquistar se trata, él no necesita el armamento bélico, él lo consiguió con goles.

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