viernes, 4 de mayo de 2012

Los gustos maltratan al fútbol



Los gustos son el egoísmo de los aficionados. Los últimos meses han sido un constante pregonar de quién o cuál es el mejor de todos los tiempos. Ser un desafiante defensor o un ácido detractor, siempre anticipando que nuestra opinión es la única que debe imperar y que lo de ayer si sucedió, no debe importarnos ni un ápice.

Que si el Barcelona práctica el mejor fútbol o lo del Real Madrid es anarquía pura. Veo a la Colombia de Valderrama y distingo el toque incansable conjugándose con las eléctricas corridas de Faustino Asprilla y el “Tren” Valencia. O tal vez rememoro el Brasil de 1982 y veo la libertad con la que se desplegaban Zico, Sócrates, Toninho Cerezo y Falcao, bien complementados por supuesto con las subidas de Junior y los remates de Eder. Pero como dejar de lado al vetusto estilo británico reflejado magníficamente en la Irlanda de Jack Charlton. Servicios largos y que Nial Quinn haga lo suyo. Aunque sería injusto de mi parte no mencionar al Inter de Helenio Herrera y su defensa a ultranza. Dicho sea de paso, que gran jugador era el español Luis Suarez. El Milan de Sacchi, el Sao Paulo de Telé Santana y como olvidarnos de la Holanda de 1974.


La Hungría del 54 con Puskas y Kocsis en la ofensiva, este último, jugador del Barcelona en su momento. Y el Madrid de Di Stefano, Gento y Santamaría, el Gremio de Jardel y los paraguayos Catalino Rivarola y Francisco Arce. Y el River Plate del “Búfalo” Funes o la Noruega de Egil Olsen. La URSS de Dasaev o el Dinamo Kiev de Valery Lobanovski.


Fútbol de todos las épocas, fútbol de acá, de allá o de muy lejos. El presente nos invade y los medios nos inundan. Fútbol ni el de ayer, ni el de hoy, fútbol de todos los tiempos.

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