Si algún
torneo en América
puede repatriar un
crack del viejo
continente ese es
el Brasileirao. Ya lo
hemos visto con
Ronaldinho, Tinga y Luis
Fabiano. Claro está que
todos estaban en
la etapa descendente
de su carrera
a excepción del
ex jugador del
Borussia Dortmund, pero sin duda, el
poder económico del
fútbol brasileño en
la actualidad está
por encima de
sus vecinos continentales.
El periplo
de Diego Forlán
en el balompié
italiano fue grisáceo, tirando a
oscuro y con
matices frustrantes. Nadie duda
de su calidad, tampoco de
su vigencia, aunque los
años empiezan a
asomar y para
el delantero uruguayo
será muy difícil
hace frente al
desmedro físico. Forlán sabe
que sus días
en actividad vienen
acortándose. Sabe que debe
estar en su
mejor forma si
quiere llegar al
Mundial con opciones
para participar, y más
aún, es consciente que
Luis Suarez y
Edinson Cavani le
sacan unos cuerpos
de ventaja.
El internacional
de Porto Alegre
le abrió las
puertas. Brasil es el
próximo destino de
un delantero que
supo hacer de
las suyas en
el Manchester United, en
el Villareal y
en el Atlético de Madrid. Un artillero
que ha retrasado
su ubicación para
mostrar su experiencia, aunque sin
perder el olfato
goleador que lo
ha caracterizado siempre.
De goleadores
pocos y de
definidores menos. Sin filigranas
ni tampoco florituras. Forlán transita
la previa del
retiro, un abandono que se aproxima
con rapidez y que no
solo se llevará
al rubial atacante, sino que también iniciará
la leyenda del
crack.
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