Tanto se busca
hasta que se
encuentra o al
menos eso se
piensa. Robín Van Persie
llega al Manchester
United no solo
como el último
goleador de la
Premier, sino como el
mediapunta que lleve
a los de Old Trafford
a lo más
alto de la
liga y a
los puestos de
vanguardia de la Champions
League.
El lazo está
bastante alto. Ni Dwight
Yorke, ni mucho menos
el búlgaro Dimitar
Berbatov pudieron asemejarse
en algo a la
figura de Eric
Cantona. El sueño de
Ferguson de conseguir
un sustituto del francés
ha ido cayendo
en un vacio
constante, más aun cuando
el mercado no
ofrece muchas opciones
similares al ex jugador
del Leeds United.
Pero cuál es
la obsesión del
veterano técnico escocés
por adquirir un
mediapunta que desequilibre. Pues sencillamente
esta arista es
un ángulo insoslayable
para el sistema
que ejecuta el
United. Un 4-4-2 donde
Shinji Kagawa viene
a reforzar la
medular, en una especie
de Roy Keane, y
con Van Persie
por detrás de
Rooney, el Manchester se
asegura un nexo
y un jugador
que a su
notable registro goleador
le añadiría libertad
de movimientos en
el espacio que existe entre
la defensa y el mediocampo
rival.
Rapidez por las
bandas y la necesidad de
contar con un
delantero tanque. Los mancunianos
se arman de la
mejor manera, el material
es bueno y
muy lujoso pero Sir
Alex sabe de
la obligación de
contar con un
banco de peso, y
al final, creo esto determinará el
futuro del mítico
Manchester United.
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