Una imagen tan
simple como puede
ser tan divina. Bianchi saliendo
y dirigiéndose a
su auto ha
sido para el periodismo argentino
como la aparición
de la virgen
María. Por favor muchachos, nada del
21 de Diciembre, son días de
reuniones y de
la posible vuelta
de Carlos Bianchi
a Boca Juniors. Hoy he
comprendido que para
muchos los dioses
están en la
tierra y no
en el cielo.
Los dirigentes exponen
que el coloquio
mañanero fue positivo. El mundo
Boca, como dicen por
allí, se ilusiona con
el regreso de
un técnico mitológico que
siempre reusó ser
el conductor de
la nacional, pero cuyo
pasado al parecer
le preocupa poner
en riesgo, a vistas
que el continente
ya no es
el mismo, sobre todo
cuando hay clubes
cuyo trabajo los coloca
entre los grandes, y
peor todavía, el poder
adquisitivo del balompié brasileño
no deja muchas
chances en el
momento de las
incorporaciones.
¿Hablarían de Riquelme? Salió la
pregunta entre los
eruditos que conforman
el panel o
entre los exagerados que se creen
más de lo
que son. Otro Dios
que fracaso en
Barcelona y cuyo
fútbol cerebral le
hacía pensar que
no tenía que
correr para recuperar
el balón. Los artistas
no deben sacrificarse
con trabajos de ínfima
categoría.
El “Virrey” está
muy cerca, aunque no
debería llamarlo así, perdone
usted su majestad. Bueno, habiendo cumplido
con disculparme, termino mis
detractoras líneas con
la idea de
que la trayectoria
es motivo de
admiración pero no
de endiosamiento. Pero finalmente, que sabré
yo de fútbol
para escribir sobre
ello.
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