Solamente Boca
Juniors acarrea tantos
comentarios del porqué su
extraña situación futbolística. Volvió Bianchi, regreso Riquelme, y
ahora quién podrá salvarlos. Habrá que
resucitar entonces a
los Palermo, Arruabarrena,
Chelo Delgado y a Barros
Schelotto.
Es la primera
vez que los
resultados no son
el talón de Aquiles
de
un técnico. Carlitos Bianchi
al parecer tiene
un crédito sempiterno, ya
que el inicio irregular de
Boca tanto en
el ámbito local
como internacional ha recaído en
una crítica desmedida
contra los jugadores
xeneizes.
Al menos existe
algo de coherencia
en todo esto. No se
puede llevar a
la hoguera a
un entrenador que
era añorado desde
hace mucho tiempo. Bianchi no ha
cambiado el libreto, sigue con su
filosofía, lo único diferente
es que Leandro
Somoza no es
Serna, Guillermo Burdisso no
es Bermúdez y
Silva no es
Palermo. Sin olvidarnos por supuesto
que Riquelme es
ya un veterano.
El Barcelona lo
espera en Guayaquil. La
defensa será la
misma con Albin, Perez, Burdisso y
Clemente Rodríguez. Orion vuelve
al arco y
Pablo Ledesma debe
ser la conexión
con Lucas Viatri
en la ofensiva.
Un resultado no
marcará un camino, aunque puede
señalar un destino.
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