La madurez es
una metamorfosis, dejas de ser niño
para convertirte en
hombre y abandonas
la ansiedad por un
tono más
pensante. Escorado sobre la
derecha en los noventa, anotando por doquier
a comienzos de
siglo.
Henryk Larsson era
de aquellos atacantes de insípida
fama
pero que nada
tenía que envidiarle
a los Ronaldo, Weah
o Batistuta. No era
de las figuritas
más buscadas y
creo que nadie en los partiditos
callejeros adoptaría su
nombre, ni trataría de
emularlo.
Era de esos
delanteros poco
espectaculares pero cumplidores. Una especie
de buen trabajador
que rechaza los elogios. Emparejado al Feyenoord, Celtic, Barcelona y
Manchester United. Greñudo en
su momento y
calvo en el
ocaso profesional,
desconocía de poses
y prefería ser el
humilde peón tras
bambalinas. Olvidado por
muchos y
añorado por pocos, hay
arietes que nacieron
para las pancartas
y otros para los
registros.
La madurez te
hace hombre pero
la modestia te hace
un gran hombre.
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