Es la imagen
de aquellos hombres
de sociedad que
hasta para encanarse
lo hacen con
estilo. La tonalidad blanquecina
le inunda los
costados del cabello, y su
intuición para adelantarse
al rival hace
suponer que ostenta
un impecable sexto
sentido.
Su mayor tesoro
es el balón. Protege el esférico
con
una actitud paternal, como si
este le perteneciera. Lo administra
en su metro
cuadrado y concluye
con servicio milimétrico. Tan solo
29 años y
su periplo malagueño
al parecer tendrá una
abrupta interrupción por
culpa del Atlético
de Madrid quien
ha puesto sus ojos sobre
el francés.
Enrolado con la
entidad andaluz hasta
el 2015, su buena Copa
de Europa ha
elevado su cotización
y ha hecho
del ex jugador
del Lyon un
dulce requerido por importantes
clubes que necesitan
de un efectivo que
se adueñe del
medio y distribuya
con inteligencia.
La selección podría
no serle ajena
tampoco. Sin embargo,
Deschamps cuenta ya con sus
activos. Su nivel es magnífico y
pese a jugar
en un conjunto
modesto nadie puede
dudar de su
prestancia para desempeñarse
en la más
alta competencia. Jeremy Toulalan, el
maduro con aires avejentados.
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