Cómo tocar el
cielo con las
manos sin haber
hecho nada. La historia
se repite cada
cierto tiempo. Equipos avasallantes, intratables, que te
ridiculizan sin desear
hacerlo y que al
final terminan de dar
su mejor
versión antes de
la hora de
la verdad. Argentina derrotó
a Italia hace
unos días y
tal parece que ya es
campeón mundial sin
haberse disputado el
torneo.
Recuerdo que para
los entendidos de
este deporte Holanda
era el ganador
del Mundial 74. Realmente
había razones poderosas
para creerlo, no solamente
el juego, sino que en
Europa la orejona
era posesión del
Ajax, sin olvidarnos tampoco
que aquel conjunto
estaba comandado por
Johan Cruyff y dirigido
por el mítico
Rinus Michel. Bueno, Gerd Muller
y algún travesaño
hicieron lo suyo y
Alemania se adjudicó
su segundo título
mundial.
El cuadrado mágico
compuesto por Zoltan
Czibor, Ferenc Puskas,
Sandor Kocsis y
Nandor Hidegkuti era
suficiente motivo para
creer en que el triunfo magyar en 1954
estaba
asegurado. Goleada en primera
fase sobre su
rival de turno. Al final, Helmut Rahn
y un viejo
brujo llamado Sepp
Herberger obraron el
milagro que aun
hoy cuesta creer.
Perú ganó todo
antes de la
copa del mundo
de 1982. Polonia y
una tonta disputa
entre Cubillas y
Uribe lo devolvieron
a casa en
primera ronda. Colombia goleó
a la Argentina
en el mismo
monumental, pero Hagi y
un estúpido favoritismo
hicieron que el
sueño terminara en
tragedia. Tantas y tantas
historias, pero como siempre
debo disculparme por
la herejía, porque después
del 2014 al
persignarnos debemos decir:
En el nombre
de Messi, el hijo
y el Espíritu
Santo.
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