"Era
intimidante y feroz, daba miedo verlo y eso que yo soy de Glasgow".
Sir Alex
Ferguson.
Ninguna frase
resume mejor lo que reflejaba
Roy Keane en
su momento. Gran capitán, ejemplo nunca, pero
un líder que
todos admiraban.
Le rompió
la pierna al
noruego Alf Inge
Haaland cobrándose una
lesión que el
ex jugador del
Leeds United le
había propiciado antes.
¡Jódete cabrón, ya no volverás a reírte de mí por lesiones
fingidas!
Le gritaba
mientras veía como terminaba
la carrera del
defensor.
Intercambiaba palabras
con Patrick Vieira
y un día
en los vestuarios
soltó unas de
sus puyas más
conocidas:
¡Eres mierda! Todas las semanas rajando,
todas las semanas que si Senegal esto… ¿por qué coño no juegas para ellos
entonces?
¡¡Te veo ahí fuera, te veo ahí fuera!! Todas
las semanas haciendo ver que eres un tío legal…
-dirigiéndose al árbitro- Cree
que puede meterse con Gary Neville… ¡Meterse con uno de nosotros!
Como Roy
Keane no habrá
nadie. Potente y decidido. Con
espíritu y con un corazón
tan caliente que
podía llevar al
United a levantarse
cuando ya los
santos oleos habían
concluido.
Practicó el
box y el
fútbol gaélico. Pactó con
el Blackburn Rovers, pero
la injerencia de
Ferguson lo llevó
al Manchester. Mundialista que
insultó a su seleccionador
Mick Mc Carthy y un irlandés que sí pudo
cumplir con su
sueño de jugar
para el Celtic.
Uno de
aquellos que ya
nadie recuerda. Y es
que el fútbol
como la vida
se basa en
tiempos y modas, pero
para alguien que
batallaba y la “rompía”,
ni el
olvido puede hacer
mella ni la
razón puede entenderlo.
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