Cara
de chiflado y gesticulaciones a mil por hora. Yacía allí, con el buzo negro y
un rostro que se asemeja a la de un hombre que recién se despierta por la
mañana. Jürgen Klopp inicia su etapa en el Liverpool y queda muy claro que lo
que tiene, al menos en este tiempo, es insuficiente.
“Estoy
completamente satisfecho en este momento. Fue un buen primer paso. Puedo
trabajar con esto. Vamos a continuar”.
De
esta forma el técnico alemán muestra su conformidad en estos primeros días de
trabajo al frente del conjunto “red”. Lógicamente que no ha sido una gran
presentación la efectuada contra el Tottenham, es más, ha quedado claro que hay
falencias y necesidades que deben ser cubiertas a la brevedad posible porque ante
rivales de mayor calibre los resultados pueden ser catastróficos. Ya se sabe
que la portería está bien custodiada por Simon Mignolet. El ex Sunderland es
una garantía y el único que puede hacer temblar la titularidad de Courtais
(Chelsea) en la selección belga. Por delante creo que tanto Martín Skrtel como
Mamadou Sakho le dan seguridad a una zaga que en el banquillo también presume
de tener efectivos de calidad como lo son el croata Dejan Lovren y el marfileño
Kolo Toure. No podemos decir lo mismo de las bandas. Por ejemplo, el español
José Enrique tiene potencia, pero escasas ideas cuando hay que dañar el campo
contrario. Y qué decir de Nathaniel Clyne, pues que tiene futuro, pero ante el
desafío de asaltar los primeros puestos de la Premier su aporte puede ser muy
poco. Entonces, faltan laterales con recorrido.
Lo
primero que hemos notado en el choque contra los Spurs ha sido el papel en la
distribución que está adoptando Emre Can. El teutón comparte el esférico, claro
está que no va a colocar un pase gol, pero al menos garantiza una salida
limpia. Se supone que James Milner ha llegado como sustituto de Steven Gerrard,
tremenda labor, sin embargo, su aporte sigue siendo limitado costándole
demasiado adaptarse a la idiosincrasia de Anfield. Phillipe Coutinho sigue siendo
el arma más peligrosa del equipo aunque sin espacios es poco lo que puede hacer
el futbolista brasileño. Firmino aún no demuestra porqué pagaron tanto por él y
Adam Lallana no es el cerebro que todo equipo requiere. Mucho pase largo
buscando explotar la velocidad de Divock Origi y poca transición en el
mediocampo. Klopp espera sin duda que Christian Benteke sea su nuevo
Lewandowski, pero es muy evidente que las características de ambos son
distintas.
Jürgen
no tiene un Kuba Blaszczykowski ni un Ilkay Gundogan. Tampoco cuenta con un
Lukasz Piszczek o en el mejor de los casos con un Matt Hummels. Hay carencias y
no sé si hay monedas. De las arcas dependen los fichajes y este equipo, made in
Rodgers, no goza de lo que Klopp requiere. Hay diplomacia cuando recién se
empieza, pero a la larga el entrenador alemán tendrá que reconocer que este
Liverpool sí está caminando solo.
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