martes, 20 de diciembre de 2011

El verdadero América de Cali

El estruendoso sonido de la caída retumba en el oído de los caleños y de los nostálgicos.
Deambulaba, como es mí costumbre, y de repente escuché: ¡ El campeón sin corona ha bajado! De inmediato lo entendí, el América de Cali perdió la categoría.


Ya no es hora de buscar culpables, de si los refuerzos fueron los adecuados o si el técnico era el más capacitado. Todo es un ramillete de responsabilidades, de incoherentes manejos, de una total falta de respeto a la enriquecida historia de los Diablos Rojos de Cali.




Me cuesta aún digerir la noticia. Es más, trato de negarla distrayendo la atención evocando esas noches coperas, esos magnánimos futbolistas, o con tan solo recrear la vista con ese Pascual Guerrero teñido de rojo. Un día eres la referencia del balompié colombiano, y al otro, un feliz recuerdo que nutre la mente de los melancólicos. Después llega Julio Falcioni y hace del arco un sitio inexpugnable, y Ricardo Gareca para poner los goles necesarios, y más tarde el paraguayo Roberto Cabañas hace su aparición, y todos bajo un mismo mando, el del genial Willintong Ortiz. Y ahora eres de segunda, y hoy todos se culpan, y nadie dice nada, y todos se lamentan, y por último llega la tristeza, y finalmente terminan con el desconsuelo.

Era 1996 y el América perdía por cuarta ocasión una final de la Copa Libertadores. Nuevamente el mismo verdugo de hace 10 años, el ahora descendido River Plate. Y allí estaban Anthony “El pitufo” de Ávila y su escurridizo andar, el liderazgo aún anónimo de Jorge Bermúdez, la larguirucha estampa de Franky Oviedo, y la ruda apariencia de Alfredo Berti, otro eterno enamorado a quien la Copa siempre lo rechazo. Se me olvidaba, el técnico era un conocido nuestro, el profesor Diego Edison Umaña.

Así la historia repasa momentos agridulces, lidiadas eliminatorias coperas, leyendas de carne y hueso, y el reflejo de un grande que hoy tiene que tutearse con la baja, de un fidedigno que supo codearse con la derrota y aun así ser parte de la realeza futbolística.


Nos vemos muy pronto América.

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