jueves, 2 de febrero de 2012

Desgranando al primer rival del Aurich

El que empata se adelanta. Comiéndose constantemente las burlas del rival y esquivándose el triunfo a sus anhelos, el Internacional de Porto Alegre no solo igualó lo hecho por su acérrimo contrincante sino que tuvo la osadía de sepultarlo y dejarlo al margen de todo. Y cuando decimos todo es todo.


No solo Gremio sucumbió ante el conjunto colorado, América entera supo aceptar la incursión de un equipo que ya desde los tiempos de Paolo Roberto Falcao merecía estar en el lugar desde donde hoy le toca lidiar.

El último miércoles el Inter estampo su nombre en el grupo 1 de la Copa Libertadores 2012 tras imponerse al Once Caldas en partidos de ida y vuelta; aunándose de esta forma al Santos (virtual monarca del continente) , al campeón peruano Juan Aurich y al The Strongers de Bolivia.




Lo observado en Manizales debe dejarnos claro que estamos ante un equipo de nivel superlativo, algo inconsistente pero con una artillería de cuidado. Juan Aurich tiene que tomar nota de un mediocampo batallador y con buen pie. Sin olvidarnos por supuesto del extenso trajín profesional de los jugadores que conforman esta línea. Tinga sobre la derecha, Mario Bolatti en el centro, Pablo Guiñazu en la izquierda y Andrés D’Alessandro por delante de ellos. Está claro que el ex jugador del River Plate tiene en sus botas la creatividad innata, pero ello tampoco está alejado de Bolatti cuyo buen pie le permite prorratear el esférico criteriosamente.

Lo de Guiñazu deja perplejos a los entendidos. Un bregar constante, él solo es capaz de comerse una gran parcela del campo y todavía se da maña para llegar y rematar desde fuera del área. El combate cuerpo a cuerpo de sus compañeros le da la posibilidad a Tinga de llegar a ubicaciones de gol permanentemente y así romper la trampa del off side y golpear sin amedrentamientos.

Añadir las subidas automáticas de Nei por la derecha y de Cleber por la siniestra, el primero para darle una opción de pase a Oscar que en el pie a pie es incontenible por su cambio de ritmo y capacidad de desborde, siempre con la misión de alimentar al peligroso Leandro Damiao. Indio apuntala la defensa y Muriel custodia los tres maderos.

Automatismos al más elevado nivel y versatilidad en toda su expresión. ¿Tendrá Juan Aurich la talla y las fuerzas necesarias?

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