La metamorfosis
no es un cambio es
la madurez misma. La
edad demanda opciones. Algunos eran
grandes centrocampistas que
culminaron como buenos
centrales. Otros eran brillantes
delanteros y terminaron
como enlaces pensantes. Luka Modric
empezó creyéndose Cruyff
y terminó decidiendo
como Pirlo.
No hay
jugadores iguales, pero sí muy similares. Modric se
inició buscando la
verticalidad, ojo, no ha cambiado
su forma de
ser, sin embargo, nadie puede
negar que de
estar cerca a
los atacantes paso
a resguardarse en la primera
línea capeando la
distancia con su
visión y precisión
en el pase.
Modric maneja
los hilos del Madrid junto a
Xabi Alonso. Cubre el esférico,
marca el
tiempo y descarga
para que los
aviones merengues empiecen
sus bombardeos en
territorio ajeno. Ventilador ideal
para el ex
jugador del Liverpool, cambia con
facilidad la dirección
del ataque, es decir, su
criterio manda por
donde atacará la
casa blanca. No era
Cruyff y pienso
que en el
interior lo sabía. Tampoco es Pirlo, pero
va por ese
camino.
Siempre de
blanco y algunas
veces cuadriculado. Decide bien
y la acaricia
a su antojo. El
protagonismo le es ajeno, pero ante una
final de Champions puede ser
el arma letal
para que la décima por
fin llegue a
la Cibeles. Presión sobre
él cholo, porque si lo
dejan pensar puedes
dejar de creer.
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