martes, 11 de octubre de 2016

La madurez irlandesa



Ya es un equipo conformado que solo ajusta algunos puntos. Irlanda es un fuerte candidato para clasificar a Rusia 2018, y esto no es producto de la casualidad, puesto que la gestión de Martin O’Neill cumplirá el próximo noviembre 3 años de vida.

Un sistema definido. Cuatro jugadores al fondo, los mismos en la volante, un supuesto enlace y un solo delantero. Martin O’Neill es un gran conocedor del balompié inglés es por ello que no duda en nutrirse de la Premier para conformar su equipo. Shay Given (Stoke City) ya no es más el arquero titular tras anunciar su retiro de la selección hace casi tres meses. Darren Randolph (West Ham) es ahora el cancerbero. Stephen Ward (Burnley) trepa a la ofensiva con naturalidad, no es muy dúctil con el balón en los pies, pero apoya y marca superioridad numérica junto a James McClean (West Bromwich). Seamus Coleman (Everton), Shane Duffy (Blackburn Rovers), y Ciaran Clark (Newcastle), completan una defensa monolítica, con mucha experiencia y que no muestra demasiada calidad con el balón en los pies.


Definitivamente Irlanda es un equipo vertical. Ninguno de sus mediocampistas centrales, nos referimos a Glenn Whelan (Stoke City) y James McCarthy (Everton), tienen la capacidad de armar el juego y dejan que los laterales buscan con lanzamientos largos el pivoteo de Shane Long (Southampton), para que el ex jugador del Hull City  le bajara el esférico a Wes Hoolahan (Norwich City). Mucha simpleza por parte de los irlandeses, atacar por las bandas, construir paredes, y sacar el centro al corazón del área rival. Jon Walters (Stoke City) suele hacer la diagonal hacia adentro coincidiendo con Coleman que llega hasta la línea final y ejecuta el centro. En líneas generales Irlanda es un equipo rustico, muy táctico, que carece de magia, pero que no se hace muchos problemas para llegar al arco rival.


Irlanda es una selección que no cambia su estilo. Claro está que algunos jugadores de antaño generaban un mayor talento futbolístico. Los dirigidos por O’Neill son un grupo típicamente británico, que no se guarda nada, y que tiene un pragmatismo que le permite alcanzar los resultados. Dos triunfos sobre Georgia y Moldavia, pero hay que ver si esto será suficiente para imponerse a un Gales en auge, a una Austria siempre peligrosa, y a una Serbia que individualmente puede hacerle frente a cualquiera.

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