jueves, 21 de septiembre de 2017

Ojala el fútbol en el Perú se viviera como en las últimas semanas



En el Perú se vive tanto el fútbol en las últimas semanas que hasta los programas de espectaculos hablan de los chicos de Gareca. Sofía Franco se pelea con periodistas argentinos, Juliana Oxenford apuesta con sus compañeros, y hasta 'Peluchín' hablo algo de la selección. Realmente que pintoresco es mi país. Bueno, todo esto no es para menos, Perú jugará con Argentina en la próxima fecha de las eliminatorias por un cupo mundialista y el morbo se ha apoderado de las tierras incas.

No es mi intención irme por la tangente, ni parafrasear a otros, solo quiero dejar en el tintero los pensamientos que fluyen a pocos días del transcendental choque ante los argentinos. Ya me cansé de ver tantas veces el vídeo de 1969 y los goles de 'Cachito' Ramírez, no es que sea un malagradecido sino que desde que tengo uso y razón me han bombardeado con ese recuerdo. José Velasquez sigue diciendo que hubo soborno en 1978, yo también creo que se dio una situación anormal, pero ya de que vale decirlo o saberlo después de 39 años. Paralelamente, Mr. Pet se ha hecho tan famoso que cualquiera pensaría que es más que periodista deportivo.


Ya se sabe que la Bombonera será el escenario del partido. Que nervios que viven los argentinos. Tranquilos gauchos que una ayudadita va a haber. Si no lo creen pregúntenle a la FIFA si ellos están de acuerdo a organizar un Mundial sin Messi. Tiene que ganar una Copa del Mundo Lio puesto que si no lo hace quedará en los libros como tantos otros grandes que solo triunfaron a nivel de clubes. En el Perú a Gareca le construyen una estatua. No recuerdan la manera como criticaron su contratación. Realmente que el periodismo y hasta la afición es bastante comodín.


A pocos días del partido se habla ahora del arbitro brasileño. Es hora de seguir haciendo caja con las declaraciones de ex jugadores y de periodistas gritones. Es hora de ganar dinero y hacer de un partido de fútbol el mundo del morbo donde todos creen tener la razón y defienden su posesión a capa y espada. Al final, en esto del fútbol el escándalo es perdonado y el pecado no lo es.

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