lunes, 26 de julio de 2010

El Perú de Sergio Markarian

Se observa lo que se desea ver o se compone lo que el momento amerita. Aunque indescifrable la secuencia que cayendo en el mesianismo termina por enlazarse con la inocencia, o por convivir con al fantasía.

Menoscabada inspiración la mía , el sol poniente es un sinónimo, aquel que martillea el sentir y forja el pensar.

¿Vimos la luz? ¿Aterrizo el salvador? Casi como esa titubeante ultima década del siglo pasado, recordando aquellos afiches decorativos del colegio; “Cristo viene, prepárate”. No esta mal, tampoco bien.



Sublime acidez la nuestra que antepone el llamado de la fe a lo que vocifera la razón. “El mago” o el señor Markarian, es casi lo mismo o pretendemos que así lo sea, ergo, soñamos, pero ojo, despiertos.

Han pasado los días y me cuesta creer, dispénsenme, pero aun no me enlisto en el optimismo exagerado, no me cobijo en los lazos de la esperanza y peor todavía, no logro olvidar el penoso lugar que tan indignamente ostentamos.



Se construyen oncenas, silenciosamente se convoca a los legionarios, que Ballón en Argentina, que Vargas el capitán. Sera que la condescendencia se arrodilla ante un capricho.

Enarbolando el pesimismo o apadrinando una realidad. Porque tenemos tan poco y deseamos mucho, porque negamos una verdad y nos recreamos con una fantasía, porque escribimos con el sentimiento y abortamos el pensamiento.

Se desvanece la suavidad y aparece la ternura, envidiando la suerte ajena o soslayando mi fortuna; sin saberlo termino aprendiendo. Gracias a ti.

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