martes, 21 de septiembre de 2010

De compras al súper

Los bolsillos alicaídos. Con esa economía paupérrima que reinventa la palabra lastima, pero que también acaricia el termino esperanza.

Dos monedas se resbalan por el tobogán de lo indeseable. Un desliz que flagela la ilusión o será un azote que consume la pasión.

La lluvia adorna o desmorona el horizonte, mi pensamiento reniega tu ausencia. Porque entre tanta fortuna tanta pobreza, porque entre billeteras rebosantes, bolsillos agujereados.





Ibrahimovic deseaba consideración ¿A la altura de Messi? ¿A nivel del mar? Ja, ja , ja; y la ironía de un Pep que conoce de cariños y que tiene consentidos.

Zlatan al Milán, goles a borbotones. Del geriátrico al maduro, del tulipán a la samba. No debiera inquirir, pero ¿Porqué Mascherano al barca? Alimentar a los socios o llenar el casillero de Toure.




¡Diego, Diego! O como será en alemán. Del gusto al susto, porque aires turineses devastaron hogares brasileños y si Diego era magia, en Italia era agua mansa.

Un Dàtolo para concluir, un napolitano al español. A lo mejor la velocidad importa o la pausa transporta. “Al cesar lo que es del cesar y a Dios lo que es de Dios”. Adereza mesa o condimenta a esa, de la península a la madre patria o de Hidalgo al Quijote.

De dos monedas a solo una ¿Cómo decían? “Cuando el hambre aprieta la vergüenza afloja y cuando el hambre afloja la vergüenza aprieta”. Ya no se ni lo que escribo o ya no se ni lo que pienso. Hasta luego.

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