martes, 28 de septiembre de 2010

A sus ordenes Señor Krasic

Con el anhelo de escribirte la imaginación suele imponerse. Porque un tal Pavel Nedved me inspiraba y un Milos Krasic me motivaba.


“Saeta rubia” que surca el Delle Alpi, no, no se equivoquen. No me refiero a Di Stefano, tampoco a “toto” Terry; aunque siendo ínfima la creatividad intento describir lo que observo.

Distinto es verlo a leerlo, o que te le cuenten. Rememoro aquella Euro 96 donde la nueva Republica Checa se presentaba en sociedad; y paralelamente a ese rubio ambidiestro de corte militar y potencia admirable.



Nedved era su nombre. Un antes y un después para la Juventus. “Vieja Señora” que desafía el tiempo y se amista con el conocimiento. ¿Exagero? ¿Quién sabe? Dichosa verdad que ostenta una interpretación y no lo real.


El clásico es historia , historia que narra un pasado , cercano o lejano, pasado al fin. Ese es el meollo, y el interés un nombre recita , así es, Krasic , el rubio de Moscú o la gacela de Turín.



Punzante, vertical y con despliegue, simple, demasiado simple. No las cualidades por supuesto, si no como las reflejo. El nuevo Nedved o la reencarnación de este, otra vez el facilismo. Perdonen.


La Champions lo promociono. Esa roja camiseta del CSKA la ideal palestra. Tierras moscovitas, descendientes serbios. Así de curiosa la vida, así de benévolo el fútbol; que calla y otorga, que observa y niega.

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