Mirada fija –raro en él- tono enfurecido, con molestia. Así Marcelo Bielsa se presento ante el populacho, dejando en claro su partida y poniendo fin a su aventura chilena.
El estratega argentino se anticipaba a los hechos. Elecciones en la ANFP. Hasta hace unas semanas Harold May Nichols – único candidato – amasaba su reelección; y lo decimos con aires pretéritos porque la aparición de Jorge Segovia removió los cimientos de una continuidad gritada a los 4 vientos.
Alto funcionario de la Unión Española, el señor Segovia sin poseer la nacionalidad chilena, accede a la presidencia del máximo ente del fútbol Mapocho, en un ambiente tenue, sumergido en el sigilo y con promesas incumplidas.
Rememoremos. Año 2004 , Argentina consigue la medalla de oro en las olimpiadas y posteriormente alcanza la final de la Copa América. Bielsa maquilla en algo la paupérrima actuación desplegada en el Mundial 2002. Y cuando todo era felicidad – como dicen los narradores – el ex técnico del Espanyol patea el tablero y declara su renuncia.
A pocos kilómetros, Claudio Borghi recibía con beneplácito su posible candidatura como jefe de la absoluta, no ocultando su apoyo a un Segovia, que por otro lado, se mostro perplejo ante la postura de Bielsa y , como deseando amoldar una mejor imagen, decía que su intención era la permanencia en el cargo del rosarino.
Juego de poderes, visión de intereses.
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