Un resultado no construye una opinión. Un cumulo de negligencias si esculpe un veredicto.
El 4-1 de Libertad sobre Alianza es solo un signo de lo mal que se ha conducido la dirigencia de Guillermo Alarcón. Es un sinónimo de algo nefasto que corroe y arrastra hasta el presente un listado de deudas, malos manejos, negocios entre los arrabales y dimes y diretes que solo mellan la ya disminuida plantilla blanquiazul.
Críticas de todo calibre, indefendibles e injustificadas. Como el no saber quién está habilitado para jugar (Rabanal – Villamarín) o contratar a Fernando Meneses aun sabiendo el tumultuoso enredo que tiene con Universidad Católica. A esto añadirle la injerencia del grupo Pegaso que hasta pone en el tapete la interrogante de cuál es realmente sus intenciones.
Vílchez abandona por deudas, a Fleitas lo cesaron por quejumbroso y a Giancarlo Carmona lo repatriaron desde Argentina. Incoherencia más incoherencia, no pagas pero si gastas, y todavía en alguien que estuvo prácticamente inactivo el último semestre.
Pésima organización en la ceremonia de presentación del plantel, persistencia por parte de Alarcón para encasillarse en el sillón presidencial. La pregunta es: ¿Es raro que Alianza pierda como lo ha hecho?
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