El revuelo
en el Jorge
Chávez y la
emoción callejera solo
tenía un motivo, llego
Messi y mañana
Perú enfrenta a
la Argentina.
Un triunfo
es una clasificación, al menos eso
se piensa en
el Perú. La algarabía, los buenos
deseos y el
nacionalismo suelen ocultar
lógicas que van
más allá de
un sueño. Lógicas que
demandan la superioridad
albiceleste y la
precariedad blanquirroja.
Ganarle a
Venezuela ha maquillado
dolencias que ante
rivales de fuste
pueden marcar diferencias. No sé
si Cruzado estará
al ritmo de
Messi o si la
bicolor se atreverá
a salir sabiendo
que en el
mano a mano
tiene las de
perder.
Esperar para
golpear. Para muchos empezamos
perdiendo, para otros firmamos
el empate. El fútbol
si tiene lógica
pero la lógica
no entiende de
fútbol.
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