Somos así. Fue la respuesta
que se me
ocurrió cuando un mejor
informado me habló
sobre la nueva
perla de un futbolista
peruano. André Carrillo
fue pillado saliendo
de una discoteca
miraflorina a altas
horas de la
noche. ¿Por qué lo hizo? Porque al
igual que nosotros una
semana de labores
se culmina con
unas botellas de
cerveza. Entonces, cómo condenar
cuando la gran
mayoría hace lo mismo.
Ya no más
de la cuestionada
disciplina del jugador
peruano. Que si Guerrero
o Farfán. Que si
el Golf Los
Incas o la
juerga panameña. No más
de ese cínico
tono justiciero o
moralista. No más de
lo mismo.
Sanciones de un
técnico sin coherencia. Que dañó la imagen
de la selección
y que los
programas deportivos tendrán
algo que comentar; aunque como
hay cierto pacto entre
los comunicadores y
el estratega, mejor es
no decir nada y seguir
con la música
esperanzadora y las
convocatorias pueblerinas.
Lo de siempre
es rutinario. Hay cosas
que nunca cambiaran
y hay comportamientos que
jamás fenecerán. Es la
idiosincrasia, como dicen algunos, así
somos, como lo digo yo.
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