La insípida memoria
que ostento suelo
tener sus lagunas, ellas a su
vez me permiten
alcanzar recuerdos y desempolvar baúles.
El fútbol es
quizá mi gran
pasión y eso
creo que a
nadie le importa. Los videos
me conducen a
un Leeds United
de principios de
los 70. Un Leeds
de Willy Bremner
y Joe Jordan. Un Leeds
de la escandalosa
final de la
Copa de Europa
1975, y de un
Beckenbauer levantando un
trofeo ante las múltiples butacas
que volaban por los
aires.
De allí vino
Cantona y Gary
Speed, hasta que un
tal David O´Leary
confeccionará lo que
hasta hoy es
el último gran
pasaje de la
rica historia de
los de Elland
Road. Que tal equipo Dios
mío, con un bien
alimentado Nygel Martyn
bajo los tubos, un
bravo Lucas Radebe
en el centro
de la zaga
y los irlandeses, tío y
sobrino, Gary Kelly e
Ian Harte por
las bandas. Del medio
ni que hablar. David
Batty, Erik Bakke, Lee Bowyer y
Harry Kewell. Destrucción y
dinámica. Mark Viduka y el
correoso Alan Smith
en la ofensiva.
De algo sirven
los deslices memoriales. Las imágenes son
vagas pero la
alegría inmensa. Soy un privilegiado pero
eso tampoco a nadie le
importa.
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