La vida es de obstáculos
y el
vencerlos le da
más valor a nuestra existencia. Nenad Krsticic
emprendía una prometedora
carrera, limpia de peripecias
y con una
serie de pasos
que solo auguraban
el éxito total. Ya en
la Sampdoria una lesión
a los meniscos
detuvo su evolución, y
cuando pretendía regresar
a las canchas
el cáncer le
dijo: “Disculpa pero la
vida no es
fácil”.
Su cuna futbolística
fue el OFK, equipo
con el que
hizo su debut
a los 16
años. La continuidad en
el cuadro blanquiazul
llamó la atención
de la Samp que
lo incorporó a
sus filas en
setiembre del 2008. Antes de
cumplir los 18
años ya estaba
en Italia y
todo suponía que
su explosión daría
como resultado anclar
en uno de
los poderosos del balompié
europeo.
La lesión
a los meniscos
fue una autentica
tortura. La rehabilitación estaba
en proceso cuando
unos dolores de estómago lo
derivaron a las
manos del médico
que le diagnostico
un tumor linfático. Verdadera cruz
para miles de
seres humanos en
el mundo.
“Siempre creí que
mejoraría. Cuando llegué al hospital mi peso bajó hasta los 50 kilos, y según
los médicos sólo me quedaban unas 48 horas de vida. Luché, y con esto
quiero enseñar al resto de personas que lo han sufrido que el cáncer puede
curarse”. Declaró el
serbio tiempo después.
Nenad Krsticic ha
vuelto a los
campos en el
presente ejercicio. El peligroso extremo
izquierdo ha vencido
a la muerte
y su resurrección
ha sido premiada
con la convocatoria a
la nacional. En el
fútbol o en
cualquier actividad la
fe y la
voluntad son las
armas con las
que un ser
humano puede hasta
vencer un destino
inevitable. Kristicic es un
gran jugador pero
más que eso es
un muy buen
ejemplo.
0 comentarios :
Publicar un comentario