El romanticismo es
un don que
abre las puertas
de un corazón. Una herramienta
que engalana pero
que igualmente conforma.
Comprendo una idiosincrasia
aunque suelo no
compartirla. El estilo es
apreciado pero al
final todo cansa. Es difícil
criticar a un tipo
como Wenger, no solo por
sus dotes de
ser humano sino
porque su trabajo
en el Arsenal ha
sido coherente. Muy productivo
en el aspecto
económico, no por algo
las ventas de
Henry, Fabregas, Van Persie,
Eboue, y otros, han permitido
que las arcas cañoneras
estén repletas.
Wenger ha sabido adquirir, de
eso no hay
duda, aunque también se
ha equivocado como
lo sucedido con
Arshavin. Jugar bien y no
ganar o
hacer grandes partidos
y jamás dominar. Eliminado de
la FA Cup y una caída
estrepitosa ante el
Bayern Múnich, no hay
argumentos valederos para
el francés, ni nervios, ni
rotaciones, ni muchos menos
cuestionar a los
especialistas.
Siete años
sin conseguir un
trofeo. Demasiado para un
técnico que saboreo
el triunfo a
borbotones. La formación y
la confianza en
los jóvenes es
importante, pero acaso el Arsenal es
el Ajax o
el Newell´s Old
Boys. Nada dura para
siempre, y quién sabe, tal
vez un cambio
de timón sea
necesario para iniciar
una nueva etapa.
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