Construyó lo
que hoy otros cosechan. Campeón de
Europa y el
nuevo gigante del
continente. Drogba, Carvalho, Terry, Lampard, tantos han
pasado y algunos
continúan. El Chelsea ya
pertenece a la
realeza y Mourinho
regresa a concluir
un trabajo pendiente.
Se hicieron
grandes y no lo lograron
juntos. Luego de las
frustradas semifinales contra
el Liverpool y
la paternidad de
Rafael Benítez, el inefable Mourinho
no halló mejor
consuelo que cobijarse
en los brazos interistas, no imaginando
quizá que un
desconocido Avram Grant
estaba conduciendo a
su querido Chelsea
a su primera
final de Champions, derrota incluida, pero con
un estilo que el
portugués había impuesto.
Esto es
sin duda un
singular preámbulo para
la novedad del
día y la
noticia más conocida
de las últimas
semanas. Hoy se anunció
la salida de
Mou del Madrid, no
añadiendo sin embargo
que su próximo destino
sería el Chelsea, secreto a
voces que no
cambiaría así el
merengue hubiera ganado
la Champions League.
¿Qué deja
Jose en el
Bernabéu?
Tres títulos
locales, romper la hegemonía
barcelonista e imponerse
en un torneo
que solo lo
juegan dos equipos. La
verdad es que
el lusitano llego
a una liga
venida a menos
y que tenía
una larga lista
de clubes cuyas
aspiraciones dependían del
descalabro de los azulgranas.
Muy poco
para lo que
se esperaba. Sin olvidarnos
del maltrato a Iker y
los roces con
Pepe, ni sus desafíos
a Guardiola, ni sus
irónicas conferencias de
prensa. Dice lo que
piensa y lo
hace a su manera. Nunca pierde
y la razón
siempre está de su lado.
Porqué será que
el triunfo viene
acompañado del egocentrismo.
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