Hay partidos
que no son
finales pero le
darán sentido a una temporada. El Chelsea
y el Tottenham
se juegan esta
tarde su boleto
a la próxima Champions
League, pero no solo
eso, este resultado será
la conclusión de
una campaña irregular
en la que los
clubes londinenses se
han visto inmersos.
Solo tres
puntos los separan. Uno de
ellos todavía tiene
en la Europa
League otra opción, aunque nada
borrará que el actual campeón
del
continente quedo eliminado
en la primera
fase de la
Champions League. Lo del Tottenham
era meritorio o lo es, sin
embargo, la caída ante
el Basilea ha
embarrado un ejercicio
que ha tenido
a Gareth Bale
como su principal
atracción.
En Stamford
Bridge, Benítez declara con
ironía que no
hay que esconder
la verdad y que
su outsider Mourinho
le sucederá en
el cargo.
“Sabéis que
el próximo año
un nuevo manager estará aquí. Creo que todos
saben quién será”.
Mientras que
en la acera
de enfrente Villas Boas
dice no sentir
nada especial ante
su regreso a la que un
día fue su
casa. Teniendo que aceptar
también con molestia
lo expresado por el polaco
Wojciech Szczesny quien
aseguró que a
los Spurs les
falta calidad para
aspirar a la
Champions.
Dimes y
diretes antes de
un enfrentamiento que
no disputa un
trofeo pero que
le dará un
sentido económico a
la temporada venidera. Uno ya conoce las
mieles de la
Copa de Europa, el
otro esta atemorizado
ante la partida de
su príncipe gales. Caminos distintos
para dos clubes
cuyo andar irregular
ha marcado
su presente y que
en unas horas
definirá su futuro.
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