Pensará tal
vez un par de
veces asistir a
la premiación. Para qué
ir, si al final
lo utilizarán como
comparsa de los
inventos del fútbol
moderno. Franck Ribery no
ganará el Balón
de Oro por
ser un mal
futbolista sino por
no ser el
líder del marketing.
Franck no
merece ser el
mejor jugador europeo. Al
menos no reúne
los ingredientes necesarios. Primero, no es
físicamente atractivo, es decir, no
es lo que se dice
un modelo para
comerciales. Comandó al Bayern
que destrozó al
Barcelona en las
semifinales de la
Champions, trofeo que finalmente
alcanzaría. Pero que va, esto
no es suficiente.
Si mal
no recuerdo fue
subcampeón mundial (2006),
algo que
ni en sus
sueños han conseguido los
dioses de hoy. Pero
por favor, esto no
le hace cosquillas al mejor de
todos los tiempos, ni
al infalible cañonero
madridista.
Hasta su
apodo no va
con el glamour
que toda mega estrella
requiere. Scarface no es
lo mismo que
los chicos de
oro. Pero en fin, el
Bayern no es
el Madrid ni
mucho menos el
Barcelona.
Para qué
ir adonde sobras. Aunque creo
que al final
el francés llegará
a la gala
y aplaudirá al
ganador, aun sabiendo en
la conciencia que
hizo más que
otros, pero que al
parecer en estos
vapuleados tiempos eso
no sirve de
nada.
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