Todos
deben
estar pendientes de
la famosa premiación, es normal, aunque poco
juicioso. No niego que
frente al televisor
el morbo también
me invade y
estoy a la
espera de conocer
al elegido. Qué más da,
puedo ser parte
del montón pero
mi conciencia me
devela tiempos mejores
donde la elección
era equitativa y
no por conveniencia.
“Nunca esperes
nada. Nunca des nada
por sentado. De esta
forma nunca sufrirás una
gran decepción”
Legado
del
padre al hijo. Sir
Stanley Matthews recibió
en 1956 el galardón
que
lo declaraba como
el mejor de
Europa, pero sin duda, el
wing tuvo en
aquella frase el
mejor regalo que
alguien pudo darle. Hoy nadie
creería que un
jugador del Blackpool
pudiera vencer en
la elección continental.
Pero
hay
nombres más curiosos
que los del
inglés. Raymond Kopa, el célebre
Napoleón del Stade
Reims se imponía
en 1958. Era ya
jugador del Real
Madrid aunque su fútbol Champagne
ya venía promocionado
desde los campos
franceses.
Después
vino
el gran Luis
Suarez y su
leyenda en el Barcelona y
el Inter. No se
confundan, no hablo del
uruguayo, me refiero al
español. De carasucia y
potrero a Juventino y
Rey de Nápoles. Enrique Omar
Sivori fue un
dribleador por excelencia, de aquellos
a quienes el
periodista Borocotto definió
alguna vez:
“Productos populares. Esos pibes
que sin ningún
tipo de enseñanza
inventaron el estilo
criollo en el
potrero”.
Y
mientras
Cristiano Ronaldo llora
junto a su
hijo la “Araña
negra” ataja en
los cielos. Lev Yashin
fue tan bueno
que ni siquiera
el propio Gordon
Banks pudo ensombrecer
su figura. 1963 era
el año y
la vieja URSS
tenía mucho que
decir en el balompié
mundial.
“Un cigarrillo
para calmar los nervios
y luego tomar
vodka para tonificar
los músculos”. El ritual
común de la araña antes
de empezar su
tejido.
Y mientras
Messi habla de
Tevez, Dennis Law brinda
en los infiernos. Bill Shankly
lo descubrió y
lo llevó al
Huddersfield y un
día cualquiera le recomendó
al
mandamás de la
institución:
“Oiga presidente, saque su
diario y anote
esto. Algún día, Dennis Law
será transferido por
100 000 libras esterlinas”.
Y
sucedió
tal y como
lo pronostico el
bueno de Bill, en
1962 el Manchester
United adquiría a
Dennis Law por
la friolera suma
de 115 000 libras esterlinas. Lástima que
nada de este
dinero llego a
las arcas del
humilde blanquiceleste.
Eusebio
ha
muerto, pero pocos pueden
decir que antes
de partir al
otro mundo los
homenajearon con todos
los galardones conocidos. George Best
fue un alcohólico, pero como
futbolista fue quizá
incomparable. Y puedo hablar
de Gianni Rivera
(1969), y de Lothar
Matthaus (1990), y de los
goles de Marco
Van Basten (1988, 89, 92), y de
las cabalgadas de
Igor Belanov, y culminar
diciendo que jugadores
como Roberto Baggio
o Hristo Stoichkov
fueron tan disimiles
pero igual de grandes.
Qué
más
puedo decir si
ya acabo la
gala y por
fin termino la
farsa. El juego es
el mismo pero
los intereses están haciendo
lo
posible por estrangularlo. Que continúe
la fiesta del
negocio y ojala que
la resaca nunca
la alcance.
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